Iratxe Bezanilla
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Las crisis como oportunidad de crecimiento

Todas las personas se han encontrado mal en distintos momentos de su vida. Es cierto que hay un temor generalizado a sufrir, porque el sufrimiento lleva en sí mismo un malestar intenso, muchas dudas respecto al momento actual y al futuro que hacen que uno vea se vea a sí mismo y su vida de manera pesimista. Si bien es cierto, la vida es dinámica y los cambios forman parte de una vida viva por lo que los momentos críticos son necesarios como parte de un proceso continuo de aprendizaje.


La vida es cíclica y en la medida que cada persona va creciendo va cerrando etapas y abriendo otras: relaciones de pareja, finalización de estudios, incorporación al mundo laboral, paternidad, fallecimientos de padres, entre otras. Las crisis bien entendidas como procesos naturales que han de darse para poder crecer generan mucho malestar en la persona, llegando a darse síntomas complejos como ansiedad, depresión, sentimientos de soledad, etc.

 

Sería como una especie de puzzle ya construído que uno/a debe deshacer para volver a construir, y se da cuenta que las piezas ya no encajan igual. Las piezas han cambiado de forma que la estructura en la que basó sus ideas, pensamientos, sentimientos, etc… ya no existe. ¿Qué ocurre ahora? ¿Cómo monto el puzzle? ¿Ya no encaja ninguna pieza? ¿No volveré a ver el dibujo que representa el puzzle al completo?


La persona que va viviendo cambios entra en una fase nueva, pero antes de entrar estaría en una especie de crisis donde no entiende nada, las ideas con las cuales vivía parecen ya no tener ningún sentido. Lo más habitual es que en estas circunstancias se produzca una depresión natural por el momento que está viviendo.

 

Crecer es costoso, ya que hay que renunciar a las ideas más simples con las que se había vivido.


“No hay crecimiento sin sufrimiento” es un dicho que todas las personas evitan. Todas las personas evitan sufrir a toda costa, por lo doloroso que resulta. Es complicado vivir con tantas dudas en torno a la identidad, a los amores y los odios, a valorar las ventajas y desventajas de lo que estudian... Aparecen miedos respecto a los problemas que surgen al trabajo, miedos respecto a las parejas, problemas familiares… y un largo etcétera que hace que una persona se pueda desestabilizar, sobre todo cuando no existe un desarrollo personal, no se ha consolidado la personalidad, hay ausencia de redes sociales o familiares y/o la persona está en un momento importante de duelo.


Los momentos de crisis y/o malestar ayudan a que cada uno pueda cuestionarse en qué lugar está, a que necesidades tiene que dar respuestas, conocer qué es lo que realmente le está pasando y desarrollar un nuevo camino en el que pueda conocerse de manera más honesta y autentica, al margen de lo que consideren que pueden esperar los demás de él/ella. Esto le va permitir vivir de una manera más libre y desarrollar una identidad más propia, al margen de las expectativas que pudiera tener previamente.

 

Se trata de que al mismo tiempo que la persona pueda crecer de forma más libre desarrolle estrategias para enfrentar los distintos momentos importantes que vayan aconteciendo en la vida. Es así como la persona va a trabajar sus dependencias emocionales y va a poder salir al encuentro de la vida de una manera más saludable.


En el momento en el que uno se va encontrando consigo mismo, va encontrando distintas piezas de puzzle que antes no buscaba o no existían. El esquema de valores ha cambiado y se necesita dar respuesta a distintas necesidades, tal y como he señalado anteriormente. A lo largo de la vida, cada persona va a ir necesitando ocupar distintas posiciones de la vida, lo que hace posible ver la vida desde otra perspectiva, sobre todo a uno/a mismo/a.

 

Es necesario salir de una zona cómoda, donde todo es estático y nada nuevo sucede. Uno va enfrentándose a los avatares de la vida como puede, cuando los cambios no son graduales y se necesitan de estrategias más firmes es donde se puede desestabilizar uno, por lo que es necesaria la ayuda psicológica como herramienta saludable de integración de las nuevas necesidades con la historia de vida pasada, ya que hay que encontrar sentido a lo vivido para poder salir fortalecido de las experiencias.


Es importante saber que lo vivido hasta la fecha ha sido cierto y también ha ayudado a crecer hasta el momento, pero la necesidad de cambio hay que atenderla.

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